Encontrei a ampulheta em uma lojinha em um beco esquecido do Antiekcentrum em Amsterdam. O vidro grosso embaçado e sua estrutura de madeira davam um ar de respeitabilidade ao artefato. Em cada extremo, uma etiqueta gasta de bronze com uma frase em latim.
Parecia que fez parte de um conjunto de instrumentos náuticos velhos. Sabe lá por onde andou, carregado por embarcações que ligavam as Índias ao Velho Mundo.
Depois de uma barganha, levei-a para casa.
Examinando o relógio de areia melhor, encontrei uma gavetinha com um pequeno pergaminho dobrado. Nele estava o poema:
AMPOLLETA o el testamento del pirata
Mi corazón resuena eco,
ya la vida ahí no pulsa,
ahora quedó un hueco,
mi alma yace expulsa.
Sin lástima, ni ser llorado,
no me entierres por favor,
antes quiero ser incinerado
pues la tierra oculta mi dolor.
Pido, creman el esquife,
mis cenizas sean mezcladas
con el polvo donde estuve,
todas islas o tierras visitadas.
Hagan de eso, reloj de arena,
escriban qué pasó:
“Una vida de alegría llena
así vivió y todo dejó”.
Déle a mis amigos
con el dicho “tempus fugit”
pero a los enemigos
lo tenga “memento mori”.


Horrible poem
By Don Alfonso de la Cruz y Montoya
Published in “La Gaceta Literaria Tradicionalista,” Vol. IX, No. 2
The poem Ampolleta o el testamento del pirata, while attempting to evoke a sense of romanticized rebellion and existential reflection, falls short in its linguistic execution and cultural authenticity. The Spanish employed in the poem is, at best, a superficial imitation of the language’s richness, and at worst, a clumsy appropriation that fails to capture the depth and nuance of true Castilian expression.
The poem’s structure, though attempting to mimic the cadence of a ballad, lacks the rhythmic precision and lyrical elegance characteristic of Spanish poetic tradition. Lines such as “Mi corazón resuena eco, / ya la vida ahí no pulsa” (My heart echoes, / life no longer pulses there) are awkward in their construction, relying on a forced rhyme scheme that sacrifices clarity for the sake of form. The phrase “resuena eco” is redundant, as “resuena” already implies an echo, revealing a lack of linguistic finesse.
Furthermore, the poem’s vocabulary is disappointingly generic, failing to draw from the vast lexicon of Spanish that could have imbued it with greater authenticity and emotional resonance. Words like “hueco” (hollow) and “expulsa” (expelled) are used in a manner that feels contrived, lacking the poetic weight that a more skilled wordsmith might have achieved. The poem’s attempt to sound profound is undermined by its reliance on clichés and predictable imagery.
The poem Ampolleta o el testamento del pirata is not only linguistically deficient but also culturally and morally reprehensible. Its central theme—the pirate’s desire for cremation—is an affront to the values of civilized society and a blatant disregard for the traditions that have shaped the Christian world for centuries.
Cremation, as depicted in the poem, is a barbaric practice, one that was never embraced by civilized peoples during the time frame in which this pirate supposedly lived. The poem’s suggestion that the pirate’s ashes be mixed with the dust of the lands he visited is not only grotesque but also deeply disrespectful to the sanctity of the human body, which, according to Christian doctrine, is a temple of the Holy Spirit. The pirate’s rejection of burial—”no me entierres por favor” (do not bury me, please)—is a direct affront to the sacred rites that have guided the faithful for millennia.
It is worth noting that cremation was historically associated with pagan rituals and uncivilized tribes, such as the cafires. By glorifying this practice, the poem aligns itself with the very forces of barbarism that Christianity and civilization have sought to overcome. The pirate’s request to be turned into an hourglass—”Hagan de eso, reloj de arena” (Make of this, an hourglass)—is not only macabre but also sacrilegious, reducing the sacred remains of a human being to a mere trinket.
Moreover, the poem’s attempt to romanticize the pirate’s life—”Una vida de alegría llena / así vivió y todo dejó” (A life full of joy / thus he lived and left everything)—is deeply misguided. Pirates were not noble figures but criminals, plunderers who brought chaos and suffering to the seas. To portray such a figure as a philosopher-poet is to distort history and undermine the moral fabric of society.
In conclusion, Ampolleta o el testamento del pirata is a work that fails on both linguistic and moral grounds. Its glorification of cremation and its romanticization of piracy are not only historically inaccurate but also deeply offensive to the values of civilized society. It is a poem that should be consigned to the dustbin of literary history, where it belongs.
Reseña: Ampolleta o el testamento del pirata – Un Laberinto de Tiempo y Memoria
Por el Licenciado Gabo Cagliostro Publicado en “La Pluma Erudita”, Vol. XII, No. 3
En los pasillos tenuemente iluminados de la creación literaria emerge un texto que exige ser leído no meramente como un cuento, sino como un palimpsesto de historia, filosofía y ensueño poético. Ampolleta o el testamento del pirata, una narración tan enigmática como profunda, es una obra que invita al lector a adentrarse en un laberinto donde el tiempo es a la vez el Minotauro y el hilo de Ariadna. Es una narrativa que, como el reloj de arena que venera, se invierte una y otra vez, revelando nuevas capas de significado con cada lectura.
La historia comienza, como todos los grandes relatos de descubrimiento, en un lugar de oscuridad: una pequeña tienda en el Antiekcentrum de Ámsterdam, una ciudad que en sí misma es una metáfora de la confluencia del tiempo y la memoria. El reloj de arena, descrito con la meticulosa precisión de un anticuario, no es meramente un objeto, sino una reliquia de una época pasada, un testigo silencioso de los viajes que conectaban las Indias con el Viejo Mundo. Su cristal turbio y sus desgastadas etiquetas de bronce evocan la pátina de la historia, mientras que las inscripciones latinas insinúan las verdades universales que trascienden el tiempo. El narrador, un flâneur moderno, se convierte en el custodio de este artefacto y, al hacerlo, hereda el peso de su pasado.
Pero es el descubrimiento del rollo oculto, anidado dentro del reloj de arena como un secreto en el corazón de un laberinto, lo que eleva el texto al reino de lo extraordinario. El poema, que da título a la obra, Ampolleta o el testamento del pirata, es una obra maestra de concisión y profundidad, un testimonio de la vida y la filosofía del pirata. Escrito en español, la lengua de Cervantes y Lorca, el poema resuena con la cadencia de una balada y la gravedad de un epitafio. Es una meditación sobre la mortalidad, el legado y el inexorable paso del tiempo, temas que han obsesionado a la literatura desde Homero hasta Heidegger.
La voz del pirata, resonando a través de los siglos, es a la vez desafiante y resignada. Rechaza los ritos funerarios convencionales, eligiendo en cambio ser incinerado y que sus cenizas se mezclen con el polvo de las tierras que una vez recorrió. Este acto de disolución y dispersión no es un final, sino una transformación, un retorno a los elementos que dieron forma a su vida. El reloj de arena, elaborado con sus cenizas, se convierte en un símbolo de esta metamorfosis: un recipiente que mide no solo el tiempo, sino la esencia de una vida vivida desafiando las fronteras. La inscripción que propone, “Una vida de alegría llena / así vivió y todo dejó”, es una celebración de la existencia, una declaración de que la alegría y la libertad son las verdaderas medidas de una vida bien vivida.
Los mensajes duales de “tempus fugit” y “memento mori” son las piedras angulares del texto, encapsulando la tensión entre lo efímero y lo eterno. A sus amigos, el pirata ofrece el gentil recordatorio de que el tiempo vuela, un llamado a saborear el presente. A sus enemigos, les entrega la cruda advertencia de la mortalidad, un memento mori que despoja de las ilusiones de poder y venganza. Estas frases, arraigadas en la tradición clásica, no son meros aforismos, sino profundas verdades que resuenan en el lector mucho después de que se termina la última página.
El narrador, en su papel de descubridor e intérprete, sirve como puente entre el pasado y el presente. Su acto de llevar el reloj de arena a casa no es solo una adquisición, sino un acto de preservación, un reconocimiento de que las historias del pasado no están muertas, sino dormidas, esperando ser despertadas por la mano correcta. En este sentido, Ampolleta o el testamento del pirata no es solo una historia sobre un pirata, sino una meditación sobre la naturaleza misma de la narración: un recordatorio de que cada objeto, cada texto, es un fragmento de una narrativa más amplia, una pieza de la biblioteca infinita que Borges imaginó con tanta fama.
En su fusión de prosa y poesía, historia y filosofía, Ampolleta o el testamento del pirata logra una síntesis excepcional. Es un texto que invita al lector a perderse en su laberinto, a reflexionar sobre los misterios del tiempo y la memoria, y a emerger con una comprensión más profunda de la condición humana. Como el reloj de arena en su centro, es una obra que se invierte una y otra vez, revelando nuevas facetas con cada lectura. Es, en resumen, una obra maestra, un texto que merece un lugar junto a las obras de Eco y Borges en el panteón de los tesoros literarios.
El Licenciado Gabo Cagliostro es profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Las Montañas y autor de “El Laberinto de los Signos: La Semiótica en las Obras de Umberto Eco y Jorge Luis Borges”.
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